Hasta que no llores
serás hombre muerto,
hasta que no te calles
tu mayor enemigo
sonriendo.
Hasta que no perdones
la inquina vivirá bajo
tu techo
hasta que no te
humilles
la soberbia otro
escalón subiendo.
Hasta que no compartas
tu egoísmo,
increschendo
hasta que no lo admitas
la obsesión hará
hueco
hasta que no lo olvides
el pasado será tu
recuerdo
hasta que no te vacíes
el presente, un
infierno.
Hasta que no liberes
los fantasmas
visitarán tu lecho
hasta que al corazón
no tengas de enemigo
y alejes el cincel
del muro del celebro
continuará tu
atmósfera
en escala de grises
presagiando el
tormento,
de un cielo que no es
como aparentas
nublado de ansiedad y
remordimiento.
Despeja ya las brumas
¡¡llora, llora!!
que el llanto hace a
los hombres
dignos acreedores del
consuelo
purifica el espíritu,
limpia, sana y descorre
ese tupido velo
donde el delirio a la
verdad esconde:
-y a la salud mental-
que estás enfermo.
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