Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...

Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...
"la justicia es ciega, pero no tonta"

jueves, 30 de septiembre de 2010

A la mañana siguiente...

Mucho hay sobre lo que escribir en este jueves de “resaca de huelga general”. Según se lea en los períodicos de mayor tirada. Ha habido incidentes lamentables y gravísimos, según el cristal político con el que se miren y la valoración que efectúen sobre dichos incidentes, los distintos grupos e ideologías. El más aparatoso –por indecente- parece ser el protagonizado por El delegado de Economía y Empleo del Ayuntamiento de Sevilla, el comunista Carlos Vázquez, que participó ayer, junto a otros altos cargos municipales, en un piquete que destrozó el mobiliario de un establecimiento en la calle Alfonso XII.( http://www.abcdesevilla.es/20100930/sevilla/delegado-economia-piquete-violento-201009300033.html). Naturalmente que condeno y repudio este tipo de actos vandálicos impropios de una democracia e indignos –sobre todo- de un responsable municipal, sea cual fuere el color de su ideología. También me sumo a la petición enérgica de Dimisión irrevocable, una vez esclarecidos los hechos, como no podría ser de otra manera. Pero tengo la sensación, que estos sucesos aislados, permanecerán inmunes –por encima del bien y del mal- como la ambigüedad del interrogante que muchos nos planteamos: ¿Para que sirven en realidad los piquetes informativos y cuales son sus funciones?. Lo dejo en el aire viciado por esta crisis que no sé si es más socio-económica que de identidad. Confieso que me hubiera gustado mucho y de hecho, así lo estuve esperando durante todo el día de ayer, que aparecieran por mi pequeño negocio familiar, estos piquetes informativos, en el cumplimiento legal de sus funciones para que me informaran debidamente sobre mis derechos (doy fé, que son bien pocos, teniendo en cuenta la situación que atraviesan los Autónomos), yo les hablaría de mis muchas obligaciones (gastos, impuestos, robos, atracos, inspecciones) y les diría que apenas me dá para cubrir gastos; que no me puedo permitirme el lujo de cerrar los fines de semana; que no tengo sueldo fijo, ni pagas extras; ni convenios colectivos; ni sindicato donde caerme muerto. Que sí, que me hubiera encantado ejercer mi derecho a la huelga en rechazo de las medidas adoptadas por el gobierno; en prevención de la reforma laboral que se nos avecina y que va a empobrecer hasta tal punto a la clase obrera, que cuando nos demos cuenta, no tendremos garantizada ni edad justa ni la más digna pensión. Está bien que luchemos por conservar lo que hemos conseguido en el Estado del bienestar, pero ahora toca, buscarse la vida para sobrevivir en este nuevo estado del “sobrellevar”. Si tu eres una ciudad de Servicios, donde apenas hay industria; si tu comercio tradicional vuelve a ser la franquicia del café de indias. Si a tus ilustres gobernantes no dejan de convertírsele los dedos en huéspedes de facturas falsas; si la única manifestación que te mueve son las procesiones extraordinarias y las celebraciones multitudinarias de los dos eternos rivales que dividen en dos tu corazón. Quizás si se hubiera vuelto la mirada hacia la Banca Española –la verdadera traidora y culpable- de la crisis, la que comercia con la debilidad de los gobiernos y se enriquece a costa de los que hemos caido en sus redes, como auténticos pardillos. Otro gallo cantaría.

martes, 21 de septiembre de 2010

Efecto Mariposa

Siete de la tarde; sábado, temperatura agradable a la sombra: 31º al sol; calma chicha, tráfico fluido por la ronda norte; fácil aparcamiento…impuesto revolucionario-gorrilla. Paseo agradable por Dr. Fedriani; mantones de manila en las terrazas paralelepípedas; tendederos a discreción; ventanas con rojos carteles: Macarena, tu eres la Esperanza; altares improvisados, deformes, cortinajes de gala a la corralera; flores de papel, comandas, estampas; mezcla racial, cultura de las civilizaciones vivo retrato de la depresión activa. Al fondo el Hospital de San Lázaro, su glorieta en plena ebullición de tránsito rodado; a la izquierda la avenida del bonito nombre: Juventudes musicales, cambia nivel adquisitivo, varía poco el nivel de la estética; acacias, jacarandas, palmeras: ¡el tío de los globos!...”bo-espuma- poko yo-cara huevo-…y al fondo –como cuello estirado del blanco caballo de Troya- puente del Alamillo. Terrazas completas de niños inquietos; madres destetando; padres aburridos, abuelas impacientes; viudas, solteronas enchaquetadas de linos estampados y permanentes teñidas; talones hinchados, “juanetes insufribles”-tacones todos- para presumir hay que sufrir. La gente comienza a agolparse, toma posiciones: repletan las barandillas del puente del arpa; circundan la glorieta Norte; dibujan el carril de los setos; no quedan veladores libres; ¿está ocupada la silla? –preguntan hasta la saciedad las ancianas que no se pierden una; llegan las patrullas: GEos, policía local, Guardia civil de tráfico; se encienden las alarmas, cantan las sirenas; chirrían las ambulancias –piden paso- dan paso-pero no cortan el paso; luminaria de gálibos; consigna: viene con retraso, cae la tarde, el sol se esconde por la cartuja; abren a los peatones la calzada del Alamillo; el público ansioso se adentra a la desesperada camino del parque; aun viene lejos…”a esto le queda por lo menos dos horas”-son las 20,40 de la tarde noche- ¡milagro, la parienta ha pillado mesa y tres sillas!- que verdad es aquello de que la Esperanza nunca se pierde y la suerte hay que ir a buscarla. Intimida el ambiente –impresiona ver a tanta gente en la rotonda y aún no han cortado el tráfico rodado- apoteosis del claxon- ¡ay de mi Virgen de la Luz y la Divina Pastora de Triana!...¿que va a ser de la seguridad de vuestras procesiones si todo el dispositivo está aquí?. Pues mientras, me pido tres montaditos con sus respectivas cervezas –hay tiempo de sobra- ¿está libre la silla?: Señora, lo siento está en la cola del bar. ¿Le importa que coja la silla –es que tiene que darle el “bibe” al bebé? –como nó, Señora, siéntese –faltaría menos- Nó, déjalo, mamá no molestes a los señores, vamos para adelante, todavía hay tiempo. Insisto, señora, siéntese el niño está antes que todo..no, déjelo, de verdad, se lo agradezco…¡La cruz basilical…viene la cruz basilical! –los Rodríguez de triana, gritan ¡tierra! –precedida de una furgoneta blindada de los Geos con las luces parpadeantes azules abriendole paso- en un pis-plas, cruza la rotonda y el cortejo se adentra por la avenida de las juventudes musicales…¡increible, esto es increible son más de las 22h y la imagen inédita de la Macarena en su adaptado paso, aparece entre la fronda de un enorme árbol, rodeada de farolas; señales verticales y festoneo de semáforos…se escuchan los tambores de la banda, suenan marchas macarenas y esto es el delirio!...su cara puede con todo, la espera ha merecido la pena: vivas entrecortados, lágrimas y gritos apagados de ¡guapa-guapa! Que salen del alma..pero cuando se pierde por las avenidas, ni el máximo esplendor de su soberbio ajuar barroco puede con el anacronismo del paisaje. ¿Fuera de lugar; impropio; excesivo o exagerado; irrepetible, histórico o memorable?. Eran las 23,45 de aquella noche del sábado, camino de casa intentaba darme una explicación sobre las causas y el efecto de sensaciones tan encontradas.
Vuestro amigo, El Zorro.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Eramos tan buenos...

Fíjate si éramos buenos los niños y niñas de entonces, que nuestros padres nos dejaban dormir en casa de los vecinos. ¡qué digo, vecinos, en casa de nuestros tíos y tías, abuelos y tatas…sólos solitos y desamparados. ¿Hay algo más peligroso que dejar a un menor en casa de un pariente?..pero es que éramos tan buenos y obedientes, tan temerosos y respetuosos con nuestros mayores, tan fieles e incondicionales para nuestros padres. Os cuento el caso de mi querida amiga Teresa; Teresa era una niña preciosa, con una belleza natural que no dejaba indiferente a nadie. Era la primera hija de un matrimonio casado a las trancas por causa de una barriga (hoy embarazo no deseado )que se fueron a vivir a una choza en la diáspora de la ciudad. El padre de Teresa se ganaba la vida –como buenamente podía, en los años´50 del pasado siglo- la madre con 16 años (casi una niña)se dedicaba a las tareas domésticas y a la venta ambulante. Teresa, creció, desatendida en todos los aspectos y suponiendo una carga adicional, para la búsqueda y subsistencia de la familia, por lo que pasó bajo la tutela de sus abuelos paternos con apenas 5 añitos. No hay nada peor para un niño, que esconder los dulces y golosinas bajo llave, en aquellos tiempos de necesidades y hambruna, cosa que hacía su desconfiada abuela a diario, por lo que Teresa se tuvo que convertir en la víctima propiciatoria de esa lucha entre el ratón y el gato. Comenzaron las palizas y los castigos y se acrecentó la fama de revoltosa y traviesa de la chiquilla. Le faltó tiempo a la abuela para ingresar a Teresa en el internado de las Monjitas..., donde la desestructurada niña, protagonizó una serie de travesuras e incidentes, que traían a las Hermanas en jaque (aunque en honor a la verdad, estas tropelías eran el precio que pagaban los justos-rebeldes por los pecadores que saben tirar la piedra y esconder la mano). Así pues, Teresa fue expulsada del colegio y devuelta a la abuela con una nueva etiqueta. Como, menos darle cariño, la abuela no sabía que hacer con la niña, se la remitió de nuevo a los padres y así –de mano en mano, como la falsa moneda- llegó hasta el lecho de su abuelo (malas puñalás le den), el único que se preocupaba en sacarla de paseo, comprarle globos, llevarla a la Cabalgata de los reyes….con el único fin que la –chiquilla-le chupara las atenciones por las noches. La pobre Teresa, inconciente de la gravedad de los hechos, pero sintiéndose agredida por tanta maldad, buscó refugio –de nuevo en sus padre- y llegó hasta a confesar las violaciones, pero sus padres, dieron más crédito a la mala fama de la niña que a la propia verdad y encima le propiciaron otra paliza de bienvenida. Por si esto no fuera poco en un desesperado intento por “corregirla”, la enviaron a servir con apenas 8 añitos a una lejana localidad de Castilla. Habría que ver a mi amiga Teresa con su maleta beig de cartón, viajando sólita a tierras tan lejanas (puro melodrama venezolano), pero el caso es que en la casa donde fue a servir (una familia noble y cristiana, bendecida con dos hijos), el cabeza de familia intentó reiteradas veces forzar a Teresa y estuvo a punto de conseguirlo ,sino es por que la niña, le propició una patada en sus partes más nobles, que ya se imaginarán Vdes., las consecuencias dramáticas que tuvo…vuelta a empezar, mi querida Teresa regresó solita a casa con un nuevo “borrón” en su expediente, pero entonces su madre, lo comprendió todo con una sola mirada y ya no volvió más a separarse de sus padres hasta que salió de su casa, felizmente casada.

Se lo dice, el Zorro, su más fiel servidor aventurero y decadente…cuidado con vuestros hijos…el enemigo acecha bajo el envoltorio de celofán…no se fíen del vecino más cariñoso ni atento y menos de dejar a sus menores incondicionalmente, en manos de sus parientes…todos fuimos víctimas o pudimos serlo..¡éramos tan buenos y confiados!....rebusquen –sinó- por los callejones oscuros del recuerdo. El Zorro.

Nota: El nombre de Teresa es pura ficción.


la guarida del ZORRO

PROHIBIDO LOS JUEGOS DE PELOTAS, BICICLETAS, PATINETES, AROS, ETC. ETC., EN LOS PATIOS, PASILLOS Y AZOTEAS