Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...

Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...
"la justicia es ciega, pero no tonta"

jueves, 27 de enero de 2011

"El humilladero" de la presunción

Rosario la chiquetita: ¡oy, niña…qué frío tengo má grande metio en el cuerpo!


Encanni: No va a tené vd., frío..¡mi arma!...ande y arrímesse vd., a la copa…que paresse que la guele (cago en la leshe..¡como viene hoy de cargá!...verá tú cuando se le recaliente er jigo”…¡ay, Dio mío…Dio mío…qué crú!

Rosario la chiquetita: ¡aaaaayyyyyy…ayyyyyy..ayyyyyyyyy!

Encanni: ¿qué la passao ahora…por Dio…que paresse que va a cantá vd. Una saeta?

Rosario la chiquetita: ¡¡ayyy…ayyyy …qué doló má grande, Encanni, que io a cogé la paleta por la parte que está adentro der brasseroooo..ayyyyyyy!

Encanni: ¡ay que vé hay que vé..hay que vé..hay que vé..hayyy que véeeee!...chiquilla que no sepué hasse carrera de esta mujen. ¡Po hija a vé si con la quemadura, se le purifica la peste que lleva vd., enssima!...¿no dissen que er fuego cura, po avé si é verdá?.

María Montero: ¡que passa Encanni…qué ha passao!

Encanni: ¡que va a passá…que va a passá..esta mujen que con er “chocheo” ha cogío la paleta der brassero –pero de endentro der brasseo-, y sá en chicharrao la mano…

María Montero: ¡ay por Dio, via llegarme por el “arcool” pa desinfectarla!

Encanni: ¡pa desinfectarla ha disho vd.,…pá desinfectar a la Rossario, se nississita una pissina llena de aguaorssiginada!...por cierto, María, con vd., quería yo hablá prississamente der Confressionario que ha montao D. Servando, vd., que está má metia que yo en la parroquia y conoce lo trememaneje del ojcurantijmo de lor Cura…

María Montero: Po mire vd., Encanni, yo lo único que lepueo dessí a vd., é que er confressionario é una preciosidad…con una lusse y uno adorno maravillosso, maravillosso, maravillosso..¡vamo! tó lo que le pueda dessi a vd., é poco..esso hay que velo para creelo; tiene hasta su hilo música..¡con unar marcha prossessionale, que quitan er sentío…

Encanni: ¡ay, María, pero si a mí ma disho la “Pepita de lo jamone” que esso paresse la casseta delinfienno, con unas llamas que salen de la parede y larssobirpo con su crú menassando a muerte como si fuera er “Torcremada” de la inquirssission…

María Montero: ¡ande vd., ya mujen..ande vd., ya…que vá…que vá!..Don Servrando é mu leido y múimportante…además te pone como ejemplo siempre, casso viridico –como Paco Gandía- de pecadore corrurto, que andan por la crofadia y que vd., y yo sabemo, como er “repeinao, el gomina”; er der nuo gordo; er soprana; er massimu…y sobre todo musho, musho, pero que musho afonicos: que son los que Monsseñó disse que van de tapadillo, que no dan la cara…vamo, de los que tiran la mano y esconden la piedra…

Encanni:¡Oy…María..que me está contando…me está dejando vd., pretificá..vamo que la Guatire no me llega ar cuerpo: entosse, ¿don Servrando esse é como “el humilladero”, que te dejá humillao y siente vreguenssa ajena…

María Montero: Sí, encanni, porque vd., sabe que hay musho frikale de passo estirado que aparessen en la afoto de la crofadia, pa figurá y se dedican aluego a pirateá en lor froro y parjina del internete esse.

Encanni: y que vd., lo diga, María, que lleva má rasson que un santo. Mire vd., mi “antoñito” ma disho a mí, que hay uno que disse vivi en triana y aluego donde vive en er polingano, que yo no se cuanta vesse ha serrao y abierto su blor…chiquilla que aparesse y desaparece como er Guatemala…

María Montero: ¿ay si yo le contara, Encanni y vd., entendiera má der tema..ve si un dia se atera y no metemo un ratito en elordenadó de Antonio er sacrirtan..¡ya verá vd.,..ya…se vaecha la mano a la cabeza!


Encanni:¡ay…hablando de cabeza..que dejao puerto er potaje en laornilla y guele a pegaooooo!....

miércoles, 19 de enero de 2011

Desmontando el confesionario

Antonio el sacristán: ¿Señora Encarni, se puede compenetrá?


Encanni: Ay, passa hijo, passa..perdona que te ressiba con esto pelo. De mañana no passa que vaya a la academa hacerme la permanente…

Antonio el sacristán: No se preocupe, está vd., bien de toas maneras. Pues nada, aquí que le traía unas cadenas nuevas de San Antonio de >Padua que me han entrao en oro de 24 kilate…

Encanni: Pero siéntate, hijo, siéntate…pérate, te via poné un cojín en la silla baja…a ve…¡uy, ¡que cossa má preciosa…que monería!...pa mi Antoñito, con lo milagrosso que é este santo…¡ay, pero te via dessí una cossa –Antonio- si este joío niño lo pierde to…toíto me lo ha perdío; er sello con su iníssiale que te compré hasse dó año y entoavia lo toy pagando!...no sé que hassé con este niño…

Antonio el sacristán: Ande vd., sra….si esse niño de vd., es buenísimo y educadísimo y tiene una finura y un empaque..-vamos er puntito ese, que tiene su Antoñito…

Encanni: la verdá é que sí, que mi niño é una prenda –Antonio de mi arma- pero qué dessatre…fiatetú, cuando fuimos el verano passao de ercurssión a Chipiona, se metió en el agua con er flotadó (un neumático de rueda de tractor) y me perdió la esclava de oro con su nombre grabao..¡que dirgurto má grande, Antonio de mi arma!..cuanta lagrimita eché yo..¡ay, la vida!

Antonio el sacristán: Bueno, Encarni, no sea vd., tan mal pensá; por lo menos la esclava la terminó vd., de pagar y además, piense vd., en la de veces que le ha sacado de apuro mis joyas en el Monte de Piedad…

Encanni: ¡oy, dí que sí hijo!, fiatetú Antonio, que ya no son joya, son cabras: cuando le digo que vamo ar Monte, se van sóla las pobres, de tantas vesses como las llevo..¡ay, qué le vamo a hassé –Antonio-, la vida hijo, la vida!...oy…¡qué cossa má pressiosa lo zarcillo esso..qué monería!...y la sortija…oy la sortija…¡por Dio, que cossa má bonitaaaa!...ay, pero deja, deja –Antonio- recoje la manta porque se me hasse los deo huerpede…y ehtá la cossa mu mala…fiatetú si ehtá la cossa mala, que en er cuarté de mi marío han echao a la cabra de la legión…

Antonio el sacristán: Ya será menos, Encarni, en to caso le habrán dao la jubilación anticipada, porque mira que tiene años la cabra de la legión…

Encanni: Bueno, Antonio y hablando un poquito de tó..¿como va la cossa por la parroquia, que me enterao que ha montao un confenssionario er tal D. Servando esse y cobra carissimo por dá la arssolussión?

Antonio el sacristán: ¡oy, Encarni, qué exagerá es vd., por Dios, por Dios!. Primero le diré, que el tal d. Servando, ni es Obispo ni es ná..en tó caso es una avispa, pero con un agijón –así de grande-, se trata de un despechao, que lo echaron de la Hermandad, porque si nos descuidamo, se lleva hasta la corona del escudo y ahora se dedica a despotricar en un blog que ha abierto en Internet como un estercolero, donde vierte toda la información que ha sacao de la cofradía para que esté en boca de todos…

Encanni: oy, oy, oy…Antonio –yo no entiendo ná de lo que me ehtás contando…yo lo que sé é que a mí man dicho que se mea en la pila..¡ay, ¿no será en la pila de agua bendita, no hijo?

Antonio el sacristán: Pues más o menos sí, verá vd., según el diccionario:

"rata de sacristía". Persona que no para de merodear por la iglesia, asiste a todos los actos, muestra gran devoción real o falsa y le hace las rosca hasta la pesadez al cura. ¿Entiende vd., Encarni?....

Encanni: Entonsse se enrefiere a un catrequista como la Merssedita o la Pepita la de lo jamone, de esso der: presiónate coñate que nunca pecate…de comunión diaria y gorpe de pesho…que yo no digo que sean mala mujere –eh-, Antonio, mucho cuidao…¡má buena que una y mú servíciale que son la mujere..si señó!..pero como disse er refrán: a Dio rogando y con er masso dando…

Antonio el sacristán: Bueno, Encarni, que me tengo que ir. No sabe vd., las cosas que tengo que hacer hoy: dos entierros, tres misas de difuntos con requien, dos bautizos, tres confirmaciones, 6 tomas de dichos…

Encanni: Bueno, Antonio, hijo, po poquito a poco y con buena letra…¡oy –mi arma- si no te ofreció ni una tassita de café….ay, dirpenssame –hijo mío- qué derrite má grande…como que esse d. Servando me tiene la cabeza loca…cuidao que por la noche sueño que no me va a dá la arssolussion y me jarto de llorá!...Bueno, Antonio, hijo, que ya iré a verte a la sacristía y a comprar guevo, que me hassen farta…¡ay, qué guevo má gordo tienes –mi arma- no hay otro que lo tenga como tú..hasta de dó yema!

viernes, 14 de enero de 2011

El postigo San Rafael

En aquel tiempo la vida transcurría tranquila y resignada en el corral. Por las mañanas, tras el desayuno a base de leche migá (con cuchara alrededor) como decían las madres, galletas “maría” o mitad del cuarto de calentitos, comenzaba el trajín de los niños camino del colegio con sus maletas cosidas en cuero –para los mayorcitos- y carteras de plástico con cremallera, para los niños de “babi”. Entonces no había transporte escolar ni mucho menos, sino el “coche de San Fernando” (un ratito a pié y el otro andando). Después de las nueve de la mañana se hacía la paz de las “algofifas”, del agua clara y jabón verde, para limpiar - postrada de hinojos- las losetas ajedrezadas de comedores, habitaciones, corredores y pasillos, mientras que Guaditoca –la portera- se encargaba de “empercochar” el luminoso patio, las escaleras comunes y las letrinas, dejando su impronta pestilente de olores disfrazados por la lejía y el “zotal”. Comenzaba después el ritual de los “mandaos”; la bolsa de la compra, que para la mayoría de las santas comadres, suponía un auténtico suplicio, ya que los “monederos” criaban en aquellos tiempos telarañas y había que hacer verdaderos “encajes de bolillos” con las “perras gordas”. Mientras las más pudientes del corral, caso de: la esplendida “Perona”; “Pepita la de los jamones”, “Anita la de los cartuchos” y María Montero, se desplazaban a las habituales tiendas de Abilio-ultramarinos; Carnicería y charcutería de Pedro; Frutería-Josefita y María “la pescaera” (siempre que no fuera martes o viernes, que tocaba mercado de la Encarnación), las restantes vecinas esperaban el “quite” de las primeras, para correr hasta las tiendas del desavío donde Abilio, Juanito, Pedro o Josefita les “fiaba”, apuntando cada céntimo en el cuaderno, como era el caso de Encanni; Rosario la chiquetita; la Fennanda; la “quili” y otras, que contaban incluso con la ventaja de poder mandar a sus hijos a comprar a crédito con la consigna de: “apúntaselo a mi madre”. Así llegaba la hora de los pucheros al fogón de petroleo o en las hornillas de carbón, olores que impregnaban el corral de suculentos guisos que abrían las puertas de par en par del más reservado apetito…¡aquellos olores que destapaban las tapaderas del sentimiento y que tenemos grabados en la memoria, para saborearlos en contadas ocasiones!....¿qué tendrían aquellos olores del puchero –como la manzanilla de Sanlucar- que no han vuelto a ser los mismos, desde que se mudaron de los incómodos corrales a los pisos convencionales-.?

Siempre había en el corral, las que jugaban a favor del viento…pero del viento del olvido intencionado, aquellas que “mijita a mijita” y con la ayuda del vecino, mataban al “cochino” (en este caso, ponían el potaje), practicando la humildad franciscana: “0y, Encanni ¿tiene vd., un pimientito y un gajito de cebolla que ma fartao pa poné lah lenteja?...¿vecina, tiene vd., un dientecito de ajo, pa picarselo a lah arbondiga?...o una mijita de comino pàlestofao…una ramita de azafrán…una “pizca de nuez moscada”..un vasito de vino blanco pa la canne…una chispita de sá, pa la enssalá…un chorreón de vinagre pal gazpacho…una cucharaita de aceite…¡coño, ni que fuera esto er  "Postigo San Rafael".

viernes, 7 de enero de 2011

D.Servando en la Plaza Cuba

Encanni: oy –Dio mío- ¡que ganita de que acabasen estah fiesta!...y qué fatiguita de Reye…madre mia de mi arma..¡como man dejao…escardaita…con una mano por detrás y la otra por delante!..por tené no tengo ni er portamonea.




Carmelita: ¿Qué le passa a vd., Encanni, que la veo tan agobiá?

Encarni: ..¿que qué me passa, hija?...preguntame mejon ..¿que no me passa?...¡mira, mira como tengo la cabeza!

Carmelita: ¡oy, encanni…qué barbaridá..qué barbaridá..oy, oy, oy, oy! ¿pero quien la echo esso..si tiene vd., un saco papa por cuero cabelludo?

Encanni: ..quien va sé –mi arma- …quien va sé… er cabrón de Don Servando, er der confressionario, que salió de Rey Mago en la crabargata de la Corshuela y me endiñó de plano cuando me vió..¡como me tiene tanta gana, elijo de su puñeterissima madre!

Carmelita: ¿Don Servando…esse que disse sé orssobispo de cuba…er der confressionario –disse Vd.- ¡oy, por dio si esse tiene má peligro que Gorge javié en er Sárvame!...

Encanni: po esse mismo –presirnate coñate que nunca pecate- que se la dá de mu santo y mu curto y que vá por la vida poniendo a parí a tolor crofrade desde que locharon de su hermandá, porque endivé de darsse gorpe de pecho, se los cogía a los capillita. Y como yo no me pueo callá –que tu lo sabe, Carmelita, se lo dije en toa su cara…que era ma farso de un jua y que se enjuagara la boca con sotá que cualquier día, se mordía la lengua y senvenenaba…

Carmelita: ¿Y como eh, que han cogío a esse de Rey Mago en la crabargata der barrio, si a esse no lo conoce nadie?

Encanni: ¡Chiquilla, porque esso son cossa de la política der pelotazo, der pelotazo, que le pegaron en la boca –bien dado- “la Pretolio y el Buscapina”, cuando lo vieron en loarto de la carroza, indispué que me tirara la borssa de caramelo en la cabeza…¡ay, Carmelita de mi arme…no te pue imarginá la que allí se lió…

Carmelita: -vamo a vé si yo me puedo de enterá, Encanni, que me está vd., liando: ¿La Pretolio no é er mariquita que vende colonia a grané…y er Buscapina no é su empareja sertimentá…entonsse…qué tienen que vé esso dó con er don Servando esse?...

Encanni: ¡chiquilla, po no te entera…que er tal Servando abierto un blor de esso de internesse que pone a parí a to los capillita, tachandolo de mariconasso…po imaginarte como se ponen lo verdadero mariquita de toa la vida cuando ven a una víbora como essa en to loarto de una carroza como si fuera er Borissaguirre en la crabargata der orgullo gay…



Carmelita: ¡ay –mire Vd., Encanni- me está mareando Vd., y yo no entiendo na da ná de lo que me está contando!...y ara que me acuerdo, yo venía a pedile a Vd., una ramita de hierbabuena pal puchero…

Encanni: hierbabuena…hierbabuena…má quissiera tené yo argo gueno, aunque fuera yerba de la que fuma mi legionario, pero aquí se enresseca to –mi arma- con esso olore que desprende la Rossario por estos corredore…¡ay, Dio mío…por donde tiro yo pa subí esta cuesta…si esto no é una cuesta..esto é…la montaña russa!

la guarida del ZORRO

PROHIBIDO LOS JUEGOS DE PELOTAS, BICICLETAS, PATINETES, AROS, ETC. ETC., EN LOS PATIOS, PASILLOS Y AZOTEAS