Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...

Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...
"la justicia es ciega, pero no tonta"

jueves, 8 de abril de 2010

La AVENIDA es la AVENIDA y a tí....

La Avenida es la Avenida, la de toda la vida, la de la familia, donde nos criamos cofradieramente hablando. Hasta la restructuración de la Expo del 92, era como el “patio de mi casa –muy particular”: Las cofradías pasaban por allí entre empujones, cruces de gente y cangregeo cordial y absoluto. A raiz de tan necesaria restructuración por el bien de las cofradías, se aprovechó para instalar unos palcos “de favor”al objeto de pagar precisamente “favores” a los muchos compromisos que tenía el Consejo con sus hermanos mayores y allegados. ¿Qué paso con ello?, pues que los abonados que ocupaban el sector de “filella”, fueron reubicados a partir del sector Alemanes-gradas sin más derecho que la indignación y el pataleo (que eso es lo que hay y para eso nosotros somos “Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como”). Bueno pues habida cuenta la impunidad con que actuó el Consejo –mande vd., cartas al director y formule cuantas hojas y quejas de reclamaciones considere necesarias, que aquí nos conocemos todos y sabemos como se pagan los “favores”-, la Avenida adoptó un cierto “look” más “ pijo fruto de la incorporación de “ocupas” procedentes de los madriles y otras localidades interesadas en vivir cómodamente la Semana Santa madre y maestra. Pero como esta Sevilla es más nuestra que la madre que nos parió y aquí volvemos a “rejuntarnos” los herederos del más sublime vecindoneo, donde quiera que nos encontremos, la Avenida –poco a poco- volvió por sus fueros y se reafirmó asímisma en las “gradas” donde convive cada año, reivindicando sus añejas costumbres y esencias. Allí los niños vuelven a campear desde las primeras filas a sus anchas, aprendiendo esa Semana Santa fastidiosa que la emprende con los cirios de los nazarenos, las estampitas y los caramelos para después corretear por las gradas, atropellando a todo cristiano que peatone por ellas. Allí las abuelas impertinentes, las Sras.de edad recompuestas, cuchichean y no dejan títere con cabeza, cuando no practican la falta de respeto más bochornosa al paso de las distintas cofradías –claro está- que no sean las de su especial predilección, como por ejemplo: las coreografías de Jesús Despojado; el pasocristo de la Estrella; San Gonzalo; San Benito, etc, etc..pero lo mejor es que allí –en la Avenida de toda la vida- se continuan merendando los más suculentos bocadillos de toda Sevilla, especialmente diseñados por las priostes de los abonados, que envueltos en papel de plata, resucitan hasta a los penitentes más acérrimos, cuando se paladean acompañados de las más refrescantes bebidas. Gloriosas degustaciones cuyos efluvios alimentan el ambiente de tal forma que a más de un espectador se le caen las lágrimas…Otra cosa especial de la Avenida es que por ella te puedes mover como en las mejores bullas, siempre que respetes la circulación de los “carritos” o no tropieces con los que están mal aparcados o prácticamente abandonados a su suerte. El personal de seguridad contratado por el Consejo, se afana cada año –en vano- por que la circulación por los pasillos sea fluida, cosa que los mismos abonados que protestan, se encargan ellos mismos (nosotros)en colapsar. Como cada año hay novedades –este último- como no podía ser menos, se les ocurrió a los incautos “jefecillos” de seguridad, prohibir la entrada en los distintos sectores de la Avenida de los “carritos” –fijate tu- sevillano tenía que ser el hombre…lo cual originó serias disputas que se cobraron una víctima brutalmente golpeada a puñetazos…¡quien diga que no es distraida la Avenida, verdaderamente es que no le gusta la Semana Santa!
Bueno y poco más que añadir tiene este aventurero decadente, sobre las reflexiones vertidas entre cigarro y cigarro, desde su silla en la Avenida, salvo que en ocasiones, me dá miedo observar la ingente multitud que se agolpa en las vayas del cruce Alemanes-García Vinuesa que a mi modesto entender, ha funcionado este año rayando la perfección, gracias a la fluidez que le ha marcado la presencia de efectivos policiales, dentro de ese plan de evacuación improvisado a última hora por el CECOP, que merece un capítulo aparte.
Vuestro amigo, El Zorro.

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