Morosos involuntarios

Sr. Don Joaquin Moekel (abogado de las causas difíciles y desesperadas; Judas Tadeo del s.XXI y Mateo Alemán de las persecuciones), ruega por nosotros y líbranos de los “asusta-morosos por necesidad”. Porque hay morosos que no tienen vergüenza, no porque la hayan perdido a causa de la crisis, sino porque nunca han sabido lo que es. Y hay morosos víctimas de la imperiosa necesidad en la que se han visto, como consecuencia lamentable de perder su puesto de trabajo, viéndose abocados a no poder hacer frente a la más común de las hipotecas. Y también hay morosos que han quedado atrapados en la redes bancarias, atraídos por el canto de sirena de las malditas tarjetas de crédito “regaladas”, dinero de plástico, que se convirtió en infumable deuda a costa de generar pingues intereses. Bien, Sr. Don Joaquín Moekel, hágase cargo de esta insufrible carga moral, como solidario de las nuevas generaciones y cristiano viejo que es, ya que sus colegas “picapleiteros”, están comenzando a ASUSTAR a los morosos con vergüenza y voluntad de pago…y lo están haciendo de manera despiada, bajo la AMENAZA vil del embargo de bienes inmuebles (desahucio de tu domicilio familiar o particular) si no pagas deudas por importes desproporcionado) y por la vía del juicio rápido. Esto además de ser inconstitucional, aunque no lo sea explícitamente, resulta bochornoso, indecente, vergonzoso y ya que al gobierno “progresista” que se jacta de favorecer a los más desfavorecidos, no hace nada al respecto, apelo a la conciencia y al honor de los que –como vuece- tienen un concepto claro de lo que debe ser la JUSTICIA social. Señor, Don Joaquín Moekel, sírvase dar traslado de esta desagradable situación a su distinguido amigo, Jesús Bigorra, defensor a ultranza de este tipo de causas desesperadas, para que la cuerda de esta sinrazón, no se rompa por el lado más débil y sean las personas con menos recursos, las que tengamos que soportar las consecuencias de esta CRISIS anunciada por todos y que nunca quisieron reconocer nuestros gobernantes. Sr. Moekel, ya que no sabemos por donde tirar ante la indefensión social de la que somos objetos por parte de los poderes públicos y ante la imposibilidad de hacer frente a las deudas que hemos contraídos, por causas de imperiosa necesidad ajenas a nuestra voluntad, sería –el colmo- vivir con este miedo que nos infunden sus colegas ASUSTA “morosos involuntarios”, amenazando con la pérdida del único techo que nos cobija.
El zorro y unos cuantos amigos más.