presente de indicativo

Aun te quiero; porque me dueles mucho, porque me contrarias, porque me molesta tu presencia…no quiero verte, pero te buscan mis ojos por la casa y los rincones del aire, por el olor…por tu olor, tu penetrante olor. El amor no puede borrarse, aunque sea un mal recuerdo, está escrito en la frente de la vida, donde los ceños quedan fruncidos por la huella del tiempo. Aun te quiero porque me tienes lástima y yo me siento culpable de tanta indiferencia. Te quiero, por la noches en vela, contemplando la plata encendida de tu vientre desnudo, por tantas caricias ensayadas y tanto deseo reprimido, mordiendo mis ansias por besar tus pechos dormidos. Por tantas fantasías que dejastes volar por la ventana placentera del sueño. Nuestro amor tenía muchas metáforas, pero muy pocos nombres; perdía el tiempo en discutir las formas, los colores, el idioma y la religión; nunca hablaba en segunda persona del plural, era puro presente de indicativo, no conocía el futuro más que era…era…

Precisamente porque ahora sé que te quiero de verdad, ya no te necesito…necesito el amor que sólo tiene un nombre para arrancar de nuevo….necesito recobrar la ilusión que he dejado en algún sitio, desamparada y sola, aquel don del amor que no sabe de edad, ni de locuras…que siempre dice, que nunca es tarde, que primero te pone la otra mejilla y después te enseña el otro lado, donde es posible la vida. Precisamente porque ahora sé que te quiero de verdad, no temo hacerte daño, ni temo que te hagan más daño si te quieren. Porque yo ya le cambiado el nombre a nuestro amor, por si encuentro el verdadero.