Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...

Pasó la primavera de mi vida y sigo enamorado...
"la justicia es ciega, pero no tonta"

martes, 25 de mayo de 2010

Molesta, TODO molesta...

El estruendo de un cohete a las ocho de la mañana, entre el rugido de motores y la acústica del tránsito…yo me cago en los muer, me asomo a la ventana veo un gallardete celeste con una imagen, lo rodea un grupo de devotos con velas rezando en voz alta…me entran ganas de tirarle un cubo de agua (que digo un cubo, el reloj de bronce que tengo en la peinadora)..¡es que no paran, no paran!…cuando no es una procesión con cornetas y tambores, es una caravana de carretas, un rosario de la aurora, un vía crucis. El día menos pensado se van a echar a la calle los ecólogos, los agnósticos, los anticlericales, los ciclistas, los pescadores, los cazadores, los emepetistas corredores, alternadores de culturas, los futuristas, los hippys y los gilipoyas mismos y van a organizar una procesión más solemne y ruidosa que la cabalgata del orgullo gay. Con el siguiente estallido, los perros comenzaron a ladrar de miedo y se multiplicaron los ruidos mezclados en una horrible maza de avemarías, claxon, ladridos y silbatos de la policía local intentado regular el caos de tráfico. Como en esta ciudad pasa, y nunca se sabe por donde aparece y desaparece la gente, se deshizo la bulla se hizo la calma rutinaria que se ríe de sus propias molestias. Volvía del trabajo por llamarlo de alguna manera, cuando por la ronda Sur, un amplio dispositivo de la Policia Local con sus llamativas luces de gálibo cortaba el tráfico: Casi un centenar de carriolas polvorientas volvían del camino del rocío, ocupando kilómetros desde Bellavista hasta la Ronda del Tamarguillo, rumbo a la pará de la Hermandad de Granada. En pleno atasco, los relojes marcaban las 14, 45 de la tarde y lo que es peor: 37º de temperatura….La cultura de esta ciudad –dicen- que se puede permitir esos lujos, lo avalan la tradición hecha puta costumbre de joder a los más jodidos. Poco después en Triana, la tarde se las pintaba de rosa y celeste. Un colegio entero con más de mil personas (que digo mil, trescientas mil), entre niños, profesores, curas, abuelos y manolas d tocadas con mantillas blancas, copaban la calle San Jacinto, desde Condes de Bustillo hasta la calle larga, dándole la razón al ínclito Torrijos, sobres las excelencias del imponderable carril Bici. Y es que hay gente –como yo digo- que les molesta todo, que no saben respetar nuestras costumbres y tradiciones de toda la vida…claro como ellos todavía se permiten el lujo de ir a trabajar no saben cómo divertirse. Verás como mañana protestan también con la vuelta de las carretas. ¡qué barbaridad!

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